Derrida en “Mal de Archivo” expone la “maldad” del archivo como una construcción social que establece el cómo percibimos la “historia” y por tanto nuestra percepción del pasado.Partiendo de esta idea de lo perverso de la memoria quise falsear mi archivo personal, que es en este caso el álbum de fotos familiar vandalizandolo.
Las construcciones y puestas en escena que representan las fotos del archivo crean una capa de hiperrealidad que sustituye a las percepciones reales que tenemos almacenadas en nuestra memoria volátil, que están llenas de dudas y subjetividades.Por esto querría atentar contra toda esta supuesta objetividad modificando y sembrando dudas típicas que si existen mi memoria subjetiva.
La selección de fotos va crónologicamente desde mi bautizo a mi comunión que son el nacimiento y el comienzo de la edad adulta,respectivamente,para la religión cristiana,por esto, por que era un niño ,soy incapaz de reconocer a muchas de las personas que aparecen en las fotos que he podido encontrar en mi maltrecho archivo, para mí son cascarones completamente vacíos, rostros aleatorios. Este vacío identitario me pareció idóneo para introducir caras generadas por la AI de https://www.thispersondoesnotexist.com/ .
La inteligencia de “This person does not exist” genera caras humanas completamente plausibles.La capacidad de una maquina para generar rostros humanos nos hace preguntarnos hasta qué punto la realidad falsa que hemos construido puede hacer una especie de simbiosis con nuestra realidad tangible, nuevas parcelas de hiperrealidad que recuerdan a la ciencia ficción distópica de películas como Ghost in the Shell o Blade Runner
Superponer estas caras vacías generadas por la máquina por encima de identidades diluidas en mi memoria del albúm familiar deshumaniza a las personas “reales” y dota de humanidad a las generadas por un algoritmo, Añadiendo una suerte de replicantes a mi album familiar.
Me pareció interesante mostrar el proceso de forma abierta, es decir hacer visible y claro que es un fotomontaje en algunas de las fotos mientras que está más pulido en otros para sembrar dudas sobre la veracidad de estos recuerdos fotográficos, inspirado esto en la éstetica del deepfaking.
El ataque iconoclasta tecnológico a la memoria es además de un atentado contra la historia personal y los constructos identitarios fijos , también sirve para abrir preguntas sobre cuánto hay de real y cuánto de constructo,o de digital, en nuestro ambiente y como lo que consideramos realidad es un masa confusa de información.